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Tener un bebé y reducir la jornada laboral para alternar los cuidados en casa con la guardería no es ningún tabú en Holanda, sobre todo para las mujeres. Ya sea solo por amor al bebé o porque al hacer las cuentas sale más barato trabajar menos horas que pagar lo que cuesta un centro de cuidado infantil. Otros trabajan cuatro días por semana porque les conviene más tener un día libre a los ingresos de esa jornada. Eso hace que Holanda sea líder europeo en el trabajo parcial. En cifras, el 70% de mujeres trabaja entre 12 y 35 horas por semana. Las llaman deeltijdprinses, «princesas de la media jornada», y el término está hasta en el diccionario de lenguaje popular desde 2020.

Pero ante la grave falta de mano de obra en el país, el Gobierno holandés ha lanzado una campaña para pedirles a ellas que trabajen más horas, y recordarles que necesitan ganar más… por su bien.

Frente a las cifras de las mujeres, apenas dos de cada 10 hombres trabajan a tiempo parcial. La razón es histórica y general en el mundo: lo estándar era que el hombre trabajara para proveer dinero mientras la mujer se ocupaba del hogar y los niños. Como en otros países, en Holanda las mujeres tampoco tenían pleno derecho a trabajar fuera del hogar, viajar o tener cuenta bancaria sin la autorización oficial de su marido. Pese los avances de los sesenta, cuando el acceso a la educación, la popularidad de la píldora anticonceptiva o la disminución de influencia de la Iglesia, así como la mayor prosperidad económica, hicieron más normal ver mujeres trabajando fuera de casa, las mujeres casadas o madres seguían cargando con el peso del cuidado del hogar y los niños.

Los trabajos a tiempo parcial se consideraron la solución perfecta para mantenerlas trabajando dentro y fuera de casa, en un momento en que enfocarse en pedir a los hombres que trabajaran también dentro de casa todavía era políticamente incorrecto. | @elconfidencial

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