Lo observa en su entorno Marina, una chica alicantina de 24 años que es bisexual. Asegura que no ha sido un proceso fácil, pero hoy entre sus amistades se habla con naturalidad. «No hay un tabú, tengo muchas amigas que abiertamente dicen que se plantean si son o no bisexuales, que necesitan tiempo u orientación, pero sí lo ven como una posibilidad», esgrime. Las vivencias de la juventud no son homogéneas. Hay quien, como Marina, sí observa que entre quienes le rodean cada vez hay más personas visibles, pero otros, como Nacho, no tienen la misma experiencia: «Todavía existe miedo; sí que tengo cada vez más amigos LGTBIQ+, pero porque me suelo mover por este ambiente», señala este madrileño de 22 años. | @eldiario