Madre mía, no os lo perdáis.pic.twitter.com/gDj0tpB8AG
— Javi G. Mateo (@javigmateo) April 2, 2021
La conversación más corta de la historia:
-¿Quieres comer?
-Miau! : )
-Pero no es la hora, acabas de comer.
-Miau : (
Scène surréaliste au Bois de la Cambre à #Bruxelles. La police charge à cheval et utilise des canons a eau pour disperser des milliers de jeunes rassemblés pour faire la fête. pic.twitter.com/O04LQb9pLW
— Anonyme Citoyen (images) (@AnonymecitoyenS) April 1, 2021
Policía de balcón, ‘gestapo’ vecinal o sheriff de escalera. Da igual el término, es todo lo mismo: expresiones que surgieron al principio del confinamiento, en marzo de 2020, para describir a quienes se asomaban a la calle para vigilar -y censurar- el comportamiento de sus conciudadanos. Al más puro estilo James Stewart en ‘La ventana indiscreta’, parte de los españoles ocuparon su encierro en controlar a los transeúntes y reprocharles sus idas y venidas en un momento en que la población estaba aislada en su domicilio. Ahora, este movimiento se ha reactivado en forma de denuncias por incumplir las medidas anti-COVID.
No obstante, los dos escenarios distan de ser iguales. Hace un año, los vecinos juzgaban a los viandantes sin conocer sus circunstancias y los abucheos tuvieron como destinatarios, en algunos casos, sanitarios que volvían de su turno en el hospital o padres que paseaban con sus hijos con trastornos del espectro autista. En la actualidad, estos policías de balcón denuncian hechos netamente sancionables, como música demasiado alta, una afluencia excesiva en una vivienda o un local o mesas ocupadas por más gente de la permitida. | @20minutos