Mónaco
Heavner dice que ha estado en Mónaco «al menos 20 veces», pero dice que «no es para ella». «Simplemente no tiene mucha cultura. Es imposible caminar por las calles y ver algo», agrega.
«Lo que pasa con Mónaco, esa píldora amarga que no puedes tragar del todo, es que está construida sin complejos para los ultrarricos. Cada vez que estoy allí, me enfrento al lugar que ocupo en la cadena alimentaria. Soy solo una persona de paso, muy consciente de lo que no tengo», dice.
«No es ni siquiera sutil. Mónaco te lo susurra a través de cada copa de vino demasiado cara, cada yate reluciente, cada reloj de pulsera con diamantes que ves por la calle», prosigue.
«Es un lugar de ocio y espectáculo, donde las luces de la ciudad por la noche desde el puerto te impactan como si fueras una escena de un sueñoo una película en la que no eres lo suficientemente rico como para protagonizar. Esa vista por sí sola podría hacerme volver. Pero si hay algo que realmente podría atraerme de nuevo, es el Gran Premio (de Fórmula 1)», añade.
Ghana
La estadounidense explica que ha estado en la capital de Ghana, Accra, varias veces, pero lamenta que «realmente no había mucho que hacer». Es más, cuenta que sintió «incomodidad» mientras la exploraba.
«Vagué sola por las calles de Accra durante un tiempo, pero no pasó mucho tiempo antes de que la inquietud se apoderara de mí. El caos, lo desconocido, no es el tipo de lugar que mima a un forastero solitario. Me sentí un poco alerta. Quizás fue paranoia, quizás fue instinto, pero en cualquier caso, me retiré después de un corto tiempo de vagar sola», dice.
Otro aspecto negativo de Accra, según Lauren, es que «los hombres orinan en cualquier lugar». «Lo que más me impactó de Ghana fue la cruda realidad de sus dificultades. La pobreza era imposible de ignorar. Los niños trabajaban y las tiendas estaban repletas de productos importados, algo que estaba fuera del alcance de la mayoría», añade.
Malasia
Lauren Heavner describe Malasia como «bastante corrupta» y revela que visitó la capital, Kuala Lumpur, y las cuevas de Batu, una serie de cuevas de piedra caliza que son una atracción turística popular.
La influencer dice que había «como mil escalones en la cueva» y se sintió decepcionada cuando llegó a la cima y descubrió que «no era una cueva».
«Estaba allí con un grupo de amigos. Era uno de esos días extremadamente calurosos y húmedos en los que incluso respirar parecía un trabajo», dijo.
‘Todos llevábamos pantalones cortos, por supuesto. Pero luego llegaron las reglas: las mujeres tenían que estar cubiertas, sin mostrar rodillas ni hombros. ¿Los hombres? ‘Sí, ven como estás, no importa'», prosigue.
Lauren Heavner explica que el peor aspecto de su estancia en Malasia fue «la falta de cosas para hacer en la capital», que, según ella, «parecía una ciudad que esperaba impresionar pero nunca lo lograba».
La viajera añade que el país tenía «un borde» que ella describe como «una hostilidad que parecía acechar justo debajo de la superficie» y agregó que no le atrae volver a visitar el país.
Canadá
Aunque la influencer admite «no hay muchos aspectos negativos de Canadá», dice que simplemente es demasiado «familiar».
«Es tan familiar que parece predecible. Las mismas grandes tiendas, el mismo ambiente general, solo que con mejores modales y mucho más Tim Hortons (una cadena canadiense de cafeterías y restaurantes)», dice.
Hay que tener en cuenta que Heavner habla como estadounidense: «Canadá es genial, pero no es exactamente exótico. Claro que el Canadá francés tiene su encanto del viejo mundo y la Columbia Británica tiene esa mística del noroeste del Pacífico, pero más allá de eso… se siente demasiado como en casa».
Francia
El quinto país que no recomienda es toda una sorpresa, porque es uno de los más visitados del mundo: Francia.
En realidad, la queja de Lauren Heavner se centra en París, que califica como una ciudad «sobrevalorada» y dice que la capital es «la peor parte de Francia». El viajero recomienda dirigirse a «la Riviera Francesa» o a cualquier otro lugar «que no sea París».
Y aunque «nunca se ha sentido insegura en Francia», añade que «París puede ser un poco dudoso en ciertas zonas». Heavner añade: «Digamos que Francia no es precisamente conocida por desplegar la alfombra roja para los extranjeros. Hay una cierta frialdad, una cautela que puede parecer un muro si no estás preparado para ello».