Son las 9 de la mañana y el laboratorio está en absoluto silencio. Rudolph Schutte prepara una solución de etanol al 70% para desinfectar los equipos cuando levanta la vista de los instrumentos y suelta una sonora carcajada. «Es asombroso, absolutamente increíble, que consumamos por diversión la misma sustancia que usamos para matar bacterias y virus«, dice para sus adentros este experto en fisiología cardiovascular y epidemiología de la Universidad Anglia Riskun (Reino Unido). | @publico