Resulta que ahora, si el propietario de una vivienda no quiera alquilar su propiedad a un inmigrante ilegal que no puede garantizarle absolutamente nada ni certificar su procedencia…se llama "racismo inmobiliario" y por eso tienen derecho a okupar una vivienda. pic.twitter.com/lOgAJ5Lwgx
— El regreso de Carlitos de España 🇪🇦🇧🇴 (@carlitos_return) September 23, 2024
Son los propios monterrosinos los que utilizan la palabra ‘vecino’ para referirse a estos, en su mayoría hombres jóvenes, que «se han integrado perfectamente en muy poco tiempo». «Ya son uno más», afirma Milagros, que despacha en una de las panaderías del pueblo. Milagros aprovecha el fin de su turno para tomarse un café junto a Julia -su compañera en la panadería- en uno de los bares del pueblo, uno que además suelen frecuentar jóvenes migrantes como Hajid y Mahmadou.
«Estamos encantados, felices. Son encantadores. Y cariñosísimos», comenta Julia mientras abraza a uno de ellos y les ofrece unas Coca-Colas. «Se han integrado super rápido. Son un cacho de pan. Se te parte el corazón cuando conoces un poco sus historias», señala Milagros, que reconoce tener un trato muy cercano con ellos por su dominio del francés. | @20m
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