Cristina forma parte de una cuadrilla de obreros que recorre a diario las calles de Vigo (Pontevedra). Trabaja en la mejora de viales, reparando aquellas baldosas que se quedan sueltas o se rompen en las aceras.
Esta joven de 28 años es albañil y toda una excepción dentro de un sector que está dominado por hombres. “No me imagino dedicándome a otra cosa”, afirma Cristina, al tiempo que reconoce que, de pequeña, nunca supuso que sus útiles de trabajo serían el mortero, el cincel o la paleta.
“Nunca me he sentido inferior a un hombre y, por suerte, nunca nadie me lo ha hecho sentir”, afirma Cristina. Reconoce que el suyo es un trabajo duro y que requiere de fuerza porque hay que cargar pesos, pero ella no ve una limitación en eso. “Movemos escombro, movemos baldosas pesadas, pero yo siempre he podido hacerlo. Podemos hacerlo perfectamente”, sentencia en relación a las mujeres. | @niusdiario