4 fascinantes lugares en los que el ser humano no puede poner el pie

1. La «bóveda del fin del mundo»

En una isla remota llamada Spitsbergen, en el archipiélago ártico de Svalbard, Noruega, una montaña de arenisca alberga a 120 metros su interior un lugar apocalíptico: el depósito de semillas más grande del mundo.

A unos 1.300 km del Polo Norte y a 130 metros sobre el nivel del mar, el espeso permafrost -la capa de hielo permanente congelada que rodea la bóveda- ayuda a preservar los cientos de miles de muestras de semillas almacenadas en su interior.

El lugar es también idóneo para esa tarea por su falta de actividad sísmica.

Sin embargo, aunque las semillas se almacenaron de la manera más segura posible desde que el búnker fue inaugurado en 2008, no existe manera humana de comprobarlo.

La bóveda está fuertemente protegida a cal y canto, lo cual garantiza que las semillas que contiene puedan sobrevivir durante miles de años si fuera necesario.

2. Ilha da Queimada Grande: una isla venenosa

Ilha da Queimada Grande, conocida como Ilha das Cobras (isla de las serpientes), es una pequeña isla rocosa, agreste, sin playas y de difícil acceso, ubicada a 35 km de la costa de São Paulo.

La isla fue descubierta en 1532 por la expedición colonizadora de Martim Afonso de Souza.

Sin embargo, la historia de Ilha das Cobras es mucho más antigua. Se formó a finales de la última glaciación, hace unos 11.000 años, cuando subió el nivel del mar, separando el cerro (que formaba parte de la Serra do Mar) del continente y convirtiéndolo en una isla.

Ha llamado la atención en los últimos cinco siglos por una característica inusual: está habitada casi exclusivamente por serpientes: hay estimaciones que dicen que puede haber entre una y cinco serpientes por cada metro cuadrado de la isla.

Es la segunda mayor concentración de serpientes por área en el mundo: alrededor de 45 por hectárea, aproximadamente equivalente al tamaño de una cancha de fútbol – una cifra solo superada por Isla Shedao, en China.

Pero en la isla brasileña una especie de serpiente altamente venenosa se diferenció de sus parientes terrestres y se transformó en la cabeza de lanza dorada (Bothrops insularis) una especie de víbora de pozo endémica de Queimada Grande.

El gobierno brasileño prohibió a cualquier persona pisar la isla, como medida de precaución.

3. Lascaux: la cueva francesa que encierra de arte valioso

Cuatro adolescentes en busca de un perro que había desaparecido por un agujero en la tierra descubrieron esta maravillosa cueva en el sur de Francia en 1940.

En el más sorprendente de los accidentes, su perro los llevó hasta una cueva cubierta de pinturas murales que retratan animales, como caballos y ciervos.

Con una antigüedad de unos 17.000 años, fue uno de los ejemplos de arte prehistórico mejor conservados jamás descubiertos, con alrededor de 600 pinturas y 1.000 grabados en total.

Cuando se hizo el descubrimiento, la Segunda Guerra Mundial estaba en sus albores.

Ocho años más tarde, la cueva de Lascaux se abrió al público curioso que quería ver de cerca la obra de sus antepasados.

En 1963 se suspendieron las visitas al público. Había brotado moho en las paredes de la cueva que amenazaba la preservación de la obra de arte que había existido en condiciones herméticas antes de su descubrimiento.

Casi 60 años después, la cueva todavía está en gran parte fuera del alcance del público, aunque se construyó una réplica muy cerca para que puedan visitarla los turistas.

4. Uluru: el «ombligo del mundo»

Uluru, antes conocida como Ayers Rock, fue una atracción turística durante muchos años, pero se sumó recientemente a la lista de lugares que el público no puede visitar.

También llamado el «ombligo del mundo», es uno de los monolitos más grandes del planeta.

Anteriormente, los visitantes podían intentar el ascenso de 348 metros a la cumbre, aunque eso significaba enfrentar un calor extremo, con temperaturas en verano de alrededor de 47 grados centígrados.

La escarpada subida a la cima también podía causar dificultades. Pero, para muchos, la belleza del lugar lo compensaba.

Uluru es un sitio sagrado para los aborígenes indígenas anangu que son los custodios de la roca y deseaban que los visitantes dejaran de escalarla por respeto a sus tradiciones.

Los visitantes aún pueden visitar el Parque Nacional Uluru-Kata Tjuta. Pero la roca sagrada yasolo se puede observar, nunca pisar ni escalar.

@bbc

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