El que era el octavo disco de estudio de la formación se convirtió en toda una sensación musical de la época. Tras dejar atrás unos años marcados más claramente por la psicodelia y el liderazgo de Syd Barret, que salió del grupo en 1968 aquejado de problemas mentales, el cuarteto, ahora con Gilmour en sus filas, optaba en The Dark Side Of The Moon por un rock marcadamente progresivo, incluyendo voces femeninas, un sintetizador, una gran variedad de efectos sonoros, pero, sobre todo, unas letras más directas y filosóficas que unían a modo de hilo argumental todas las canciones del disco. | @epe