Cuidado cuando comáis almejas…

El caso es que ese martes por la noche Natalia estaba sentada en frente de un plato rebosante de almejas, dispuesta a darse un festival. «Y la primera que cogí era la perla. Parece como que estaba puesta para mí», cuenta con otra sonrisa. Dice que se la podía haber tragado porque era bien pequeña, nada que ver con la rolliza perla de Vermeer. «Era enana, cualquiera se la tragaría, pero yo mastico mucho al comer, y mastiqué y casi me rompo un colmillo jajaja, ¡qué dolor!, jajaja». | @elcorreo

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