[…] En la ciudad de Omsk, en pleno centro de Siberia, la temperatura puede llegar hasta los 30 grados bajo cero en invierno. En esta urbe rusa de más de un millón de habitantes hay oficialmente 3.500 personas sin hogar (aunque la cifra probablemente sea mayor) que se arriesgan a morir de frío en sus calles durante los meses más duros del año.

Sobreviven durmiendo junto a tuberías de sistemas de calefacción que muchas veces les causan quemaduras y por la noche deambulan para recoger artículos de la basura que luego pueden intercambiar por una pequeña cantidad de dinero. Aunque la ciudad tiene un refugio para los sintecho, este se encuentra alejado del centro y los que se protegen allí se han adueñado del basurero cercano con el que se ganan la vida. Por ello, muchos prefieren continuar en la calle. […]

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