Estoy más a favor de superar y pasar página. Guardar el recuerdo bueno del perrete fallecido y adoptar otro, por ejemplo.

Este matrimonio, en lugar de seguir el camino tradicional de enterrar o cremar a Sparky, optaron por una opción menos común: la taxidermia, que básicamente significa preservar el cuerpo del perro para que parezca está vivo.

 Este proceso les costó 2.500 dólares, pero para los Smyth el precio no era un impedimento. Querían que Sparky siguiera siendo una parte visible de sus vidas. En la actualidad, el cuerpo conservado de Sparky descansa en su lugar favorito: una ventana desde la que solía mirar hacia el exterior y, según creían los Smyth, proteger su hogar. | @lavanguardia

En Vigo son un poco intensitos con la Navidad