—¿Es posible que tu hijo te caiga mal?
—Sí, ¿por qué no te puede caer mal tu hijo? No deja de ser una persona con la que te relacionas y no todas las relaciones que mantenemos siempre son placenteras y agradables. Quizás, nos hemos pensando que por el hecho de ser nuestro hijo, por haberlo gestado o buscado, esa relación tiene que ser de por sí bonita. Pues no siempre lo es. Hay momentos a lo largo del ciclo vital en los que estas relaciones no son tan magníficas como habíamos creído, en los que aparecen emociones y pensamientos muy desagradables producidos por esa interacción. Ese «me cae mal» no tiene que ser permanente porque las dinámicas de las relaciones son fluctuantes. Con una persona con la que no tenemos un vínculo tan estrecho, no tenemos que hacer nada para trabajarlo; pero con alguien con quien convivimos y tratamos a diario, como son nuestros hijos o pareja, tratamos de buscar un punto en el que este vínculo se pueda recomponer de alguna manera. | @lavozdegalicia