Castillo de Neuschwanstein
El más famoso e icónico de los castillos alemanes está situado en la región de Baviera y, a pesar de su aspecto medieval, con torreones y picudas almenas, fue construido en el siglo XIX. Luis II de Baviera, llamado el Rey Loco, fue su artífice, aunque murió sin verlo terminado. El castillo es una auténtica fantasía, desde la reproducción de la gruta donde Wagner interpretaba sus obras a las originales dependencias y mecanismos que llenan el palacio. Su nombre original era «Nuevo castillo de Hohenschwangau», en honor del castillo donde el rey pasó gran parte de su infancia y a su muerte lo cambiaron por el de Neuschwanstein. Recibe cada año 1,4 millón de visitantes.
Castillo de Moritzburg
Castillo de Katz
Castillo Eltz
Las robustas torres de este castillo medieval, ubicado en las colinas sobre el río Mosela entre Coblenza y Tréveris, vigilan atentas el paso del Rin. Desde hace 33 generaciones sigue siendo propiedad de la misma familia que lo fundó en el siglo XII. Su situación estratégica, sobre un promontorio rocoso, a setenta metros sobre el río, le confiere una estampa magnífica. A pesar de estar habitado, se pueden visitar algunas de las dependencias.
Castillo de Hohenzollern