La operación fue llevada por el mismísimo Mr Jagger y Pedro García Aguado (Hermano Mayor)

Los dos agentes de Policía que redujeron al pistolero

Las aproximadamente 40 personas que estaban el domingo por la mañana en la estación de tren de El Carmen, Murcia, por un momento creyeron que estaban ante la grabación de una película. Dos policías altos y fornidos, perfectamente uniformados, de repente gritaron: «¡Policía Nacional! ¡Déjanos ver tus manos! ¡Enseña las manos!». Los testigos vieron que los dos agentes apuntaban a alguien con sus armas, uno con una pistola, el otro con una ametralladora. El individuo en cuestión que atraía las miradas de los agentes era un chaval joven, Roger, de 19 años (cumple 20 el próximo mes), vestido de negro de arriba abajo, con una mochila militar colgada a la espalda y una pequeña cicatriz por encima de la nariz.
El chaval no obedeció. Al contrario. Se levantó la camiseta con una mano y con la otra sacó una pistola 9 milímetros que llevaba escondida en la cintura. En ese breve lapso, los agentes, optaron por no abatirlo: el riesgo de matar o herir a algún civil era muy elevado. Les salió el instinto: cubrieron los diez metros que le separaban de él a la velocidad del rayo y saltaron como leopardos encima del chaval media milésima de segundo antes de que pudiera apuntarles y disparar.
Los testigos relatan un forcejeó y que la pistola del joven salió despedida por el suelo. Alguien empezó a gritar: «¡Arma, arma!» y la estación se vació por evaporación. Los agentes forcejearon con él y lograron ponerle las esposas. En cuanto lo vieron reducido, los primeros curiosos comenzaron a asomar de nuevo las cabezas. Escucharon al detenido hablar: «No me pongáis los grilletes a la espalda. Me hacen daño. ¿Por qué no me habéis disparado?». Uno de los policías le respondió: «Estate quieto, no luches y no pasará nada. Tranquilo. Si no te hemos abatido es porque había mucha gente y algún inocente podría haber resultado herido». Roger contestó sin tapujos: «Pues si me dais un segundo más yo sí que os habría matado». Poco después, el joven cambió de tema: «Nunca he estado en Murcia. Espero que me llevéis en un coche que tenga ventanillas, que me han dicho que la ciudad es muy bonita».

Mi piso y se lo alquilo a quién me salga de los COJONES!!!! Pesaos de mierda

«Llamé por teléfono al dueño del piso, y se alegró al saber que estaba interesada. Me dijo que quedásemos, que lo tenía en venta», ha relatado en ‘Hoy por Hoy La Mancha’. «Quedamos en la plaza, y, cuando vio que éramos gitanos, rápidamente se echó atrás», usando varias excusas como que «lo tenía apalabrado y que tenía un compromiso».

Una práctica que viene siendo habitual, y que roza el descaro: «Dos días después volvimos a llamar, fingiendo ser payos, y mágicamente el piso estaba disponible». | @cadenaser