Muy triste

«Cada intento de prohibir un libro de uno de estos grupos representa un ataque directo al derecho constitucionalmente protegido de toda persona a elegir libremente qué libros leer y qué ideas explorar», continuó Caldwell-Stone. «La elección de qué leer debe dejarse al lector o, en el caso de los niños, a los padres. Esa elección no pertenece a los autoproclamados policías del libro». | @abc