La isla, la más aislada habitada del archipiélago de Izu, posee además otro volcán más pequeño en su interior que sigue desprendiendo gases. Según los registros, la última erupción tuvo lugar en 1780 y provocó la muerte de la mitad de la población. Los supervivientes huyeron de la isla dejándola deshabitada. Cincuenta años después del desastre, la población volvió a Aogashima para asentarse en una isla aislada por completo.