Hay tantas cosas que se pueden decir al respecto que no voy a decir nada.

@eldiario

Mi respuesta a la autora del artículo, por si quisieses compartirla en tu güéb. Besips. Mad Max.

«Dado que dices ser una persona inteligente y con inquietudes, permíteme un comentario, si tienes a bien leerlo, sobre tu artículo en eldiario.es. Léelo, al menos, si te pica la curiosidad sobre qué causas existen realmente tras el fenómeno que comentas.
Comienzo.
Querer mezclar gordofobia y machismo es como querer relacionar el miedo a los ovnis y el miedo a los tiburones.
El primero carece de sentido, pues no está basado en ningún dato real.
El segundo carace de importancia, pues el peligro que entraña, por pura estadística, es mínimo y residual.
Pero es que, para colmo, no tienen ningún nexo de unión.
Intentaré resumir e ir por partes:
«FOLLO PESE A ESTAR GORDA». Claro. Así funciona el mundo, la biología, la sociedad… cualquier antropólogo podrá decírtelo. Los hombres sienten una necesidad diaria y casi constante de copular (así como los machos de la mayor parte de especies), y las mujeres no tanto. De ahí que, fruto de esa necesidad que se convierte en una «debilidad», sean ellas las que «elijan» habitualmente con quién acostarse. De nuevo, ocurre en el mundo animal y nos ocurre a nosotros. Eso produce que el «umbral de aptitudes para ser follable» sea mucho más bajo en las mujeres, más aún en un medio de «pesca de arrastre» como las apps para ligar. Verás que incluso subiendo una foto de espaldas o incluso de tu perro, los hombres te darán match masivamente por el simple hecho de ser mujer y porque, por duro que suene (y lo es) eres un agujero caliente y húmedo donde poder meterla y para eso se han instalado la app. Sin más. Como te decía, el umbral ahí es muy bajo y siempre encontrarás no uno sino muchos hombres dispuestos a acostarse, en un momento de necesidad, con casi cualquiera. Eso, no obstante, no pasa a la inversa, existiendo millones de hombres perfectamente válidos y nada desagradables física ni psicológicamente que dificilmente llegarán a echar un polvo si no es pagando.
«LUEGO NO QUIEREN SABER NADA DE MÍ, ESO ES PORQUE LES AVERGÜENZO». No. No quieren saber nada de ti puesto que nunca fuiste su tipo, sino únicamente alguien que cubría les cubrió una necesidad puntual en un momento en el que no eran muy exigentes. Habrá algún sociópata a quien efectivamente le avergüence ser visto con una mujer de aspecto «no normativo», pero te digo ya que eso es la excepción y lo primero la norma. Luego tendrás a otro porcentaje bajo de la población masculina a quien directamente le encanten (fetiche) las mujeres gordas, que por eso quedaron contigo la primera vez, pero que simplemente no quieren repetir (dentro de su libertad), no quieren nada serio o no les has gustado como persona o como pareja sexual.
«GORDOFOBIA». No existe tal cosa, no al menos como un fenómeno social generalizado que pueda justificar lo que comentas. El ser humano actual simplemente desprecia por norma general la «gordura» porque lo asocia a incontables connotaciones negativas en esa persona. Sabes perfectamente que la obesidad se relaciona (y como animales sociales que somos, no podemos sacarlo de la ecuación al conocer o valorar a una persona) con falta de fuerza de voluntad, ánimo depresivo e incontables enfermedades, minusvalía, vida monótona y apática, así como con un envejecimiento temprano y una esperanza de vida limitada. Si tus seres queridos te dicen «adelgaza», no es para que encajes en el molde normativo predeterminado, sino por su propio bien, nada más.
Y te regalo un consejo, extensible a la mayoría de autores que publican en eldiario.es:
Si te sientes discriminada por X característica identitaria (en este caso la obesidad), en vez de tratar de cambiar el mundo, la sociedad, la mente humana y hasta la biología en sí misma, quizás te sea más fácil empezar por analizarte a ti misma. Quizás así descubras en qué estás fallando y puedas alcanzar la feliciadad de un modo menos utópico. Por estadística y por Navaja de Ockham pura, si todos te parecemos equivocados y crees ser de las pocas poseedoras de la verdad, lo más probable es que realmente seas tú quien falla.
Un ciudadano preocupado.»