Eso en el mejor de los casos, porque cuando se trata de episodios muy trágicos y mediáticos resulta imposible cerrar la operación. Así ha ocurrido con el chalé en Teo (A Coruña), propiedad de Rosario Porto y donde se asfixió a su hija Asunta Basterra. Valorado en un millón de euros, esta propiedad tiene cinco dormitorios, cinco baños y una parcela de 10.000 metros cuadrados. Tras 11 años vacío, un okupa y un incendio, ha perdido valor. “Han llegado a ofrecer 30.000 euros”, detalla José Luis Gutiérrez Aranguren, exabogado de Rosario Porto, que se quitó la vida en la cárcel en 2020. El letrado califica esta oferta de “insultante” y reconoce otras “también muy a la baja”.
Bruno Hernández Vega mató a su tía y a otra mujer y las trituró en un adosado en Majadahonda (Madrid) con una picadora de carne industrial. La venta del adosado del descuartizador ha tenido que esperar nada menos que 10 años. Es el tiempo que establece el Código Civil, en su artículo 193, para declarar fallecida a una persona cuyo cuerpo no ha sido encontrado. La vivienda, de tres plantas y 130 metros cuadrados, completamente reformada, se ha vendido por 290.000 euros y se ha alquilado en 1.200. En el municipio, según Idealista, se piden unos 3.863 euros por metro cuadrado que otorgarían a la vivienda un valor de mercado de más de medio millón. | @elpais