Él estuvo preso 1.044 días, aislado, solo. Ella pasó 333 días entre rejas, en otra cárcel. Sus dos hijos, de 1 y 4 años entonces, tuvieron que irse con su familia de origen a Marruecos. La familia lo perdió todo, quedó rota. Él había sido detenido y encarcelado en mayo de 2016 como supuesto cabecilla de una red de captación yihadista y ella corrió la misma suerte en enero de 2017. Años después, ambos fueron absueltos de los delitos de adoctrinamiento y enaltecimiento terrorista, pero ya les habían roto “su proyecto vital”. El proyecto, según dice ahora la Audiencia Nacional en alusión al hombre, de “una persona joven con una vida familiar estable, integración laboral desde largo tiempo con un salario de 3.642 euros al mes y buenas perspectivas con dos hijos de 4 años y 1 año de edad, un proyecto de compra de vivienda vigente mediante contrato firmado en 2016…″. La Audiencia ha condenado al Estado a indemnizar con 495.386 euros (más intereses) a la pareja por la prisión indebida que padecieron y que provocó en el hombre una “ruptura de la personalidad por acontecimiento catastrófico”, que le ha dejado una incapacidad del 76%. | @elpais