Su madre, de nombre ficticio María, calcula que su hijo, de nombre ficticio Antonio, lleva cerca de diez años sin salir de su habitación en un barrio de Málaga.
El verano pasado, cuenta, sí tuvo que salir a la calle, obligado porque «tenía los dedos hinchados y pus, quiso que el podólogo fuera a la casa pero no atendía en ellas», cuenta su madre.
Salvo salidas excepcionales como esta, Antonio, que en julio cumplirá 32 años, pasa las horas en su cuarto, en pijama, clavado a la pantalla y sólo sale para ducharse y comer. «Come conmigo cuando no está jugando a la Play y por las mañanas, lo mismo se levanta a las 10 de la mañana que a las 3 de la tarde, según le haya ido el juego».
Además de a los videojuegos, pasa las horas viendo series, películas «y vídeos de Youtube que explican juegos», detalla María, que a sus 58 años confiesa: «Ya no puedo más; estoy muerta por dentro«. | @laprovincia