15 cosas que han cambiado una barbaridad

Patines Takypod inventados por Eduard Petrini en 1910.

El primer disco duro de la historia pesaba una tonelada y era más grande que tu frigorífico

El primer gran paso lo dio IBM con el desarrollo del 305 RAMAC, acrónimo de ‘Random Access Memory Accounting System’, todo un complejo sistema informático (hablando en plata, un ordenador a lo bestia) que contenía el primer disco duro comercial de la historia.

Los primeros chalecos salvavidas (1917)

Los marineros americanos que lucharon en la Primera Guerra Mundial fueron adiestrados para atarse colchones para usarlos de salvavidas.

La calculadora

El Marchant XLA es una de las primeras calculadoras producidas en masa. Fue desarrollado por una empresa estadounidense en 1913.

Taladro portátil eléctrico

Ante todo, la facilitación del trabajo propio sirvió para el desarrollo de la primera herramienta eléctrica del mundo: en 1895 los ingeniosos empleados de FEIN combinan el taladro manual con pequeños motores eléctricos. De este modo nace la idea de una herramienta con accionamiento individual eléctrico. En 1918 se construyen los primeros prototipos, según el modelo norteamericano, con la forma de pistola usual para taladros que se utiliza actualmente.

Lavadora Thor  (1908)

Thor fue introducida en 1908 por la Hurley Machine Company (Chicago). Era una máquina de lavado de tambor con bañera galvanizada y motor eléctrico. Una patente que se emitiría el 9 de agosto de 1910.

Constituida como Hurley Electric Laundry Equipment Company, la empresa abriría instalaciones por todo el estado a partir de 1936. Thor ya copaba la publicidad de los periódicos. El éxito de Thor atrajo a más de 700 empresas y en 1928 se vendieron 913.000 lavadoras sólo en Estados Unidos.

Cortacésped (1916)

Ruido-escuchas de aeronaves (1921)

En 1898, el reverendo John Mackenzie Bacon llevó a cabo sensacionales experimentos en el Crystal Palace de Londres. Con unos extraños amplificadores de sonido, gigantescas trompetas, convenció a una cuadrilla de voluntarios —entre los que no faltaron las damas— para que trataran de escuchar las voces procedentes de un globo. No sabemos a ciencia cierta qué resultados obtuvo, pero al tecnología del reverendo continuaría desarrollándose a lo largo del siglo XX.

Durante la I Guerra Mundial, la empresa británica A.W. Gamage Ltd, especializada en fabricar juguetes y bicicletas, produjo para la Fuerza Aérea de su país fantásticos artilugios para detectar el sonido de la aviación enemiga en el cielo del Reino Unido. En Francia, otro proveedor del Ejército galo, René Baillaud, suministró a los militares aparatos similares con reflectores parabólicos durante la Gran Guerra. En Alemania, Erich von Hornbostel y Max Wertheimer desarrollaron un audífono, en el año 1915, que tuvo un gran éxito: el Wertbostel; incorporaba varias trompetas orientables con tubos que llevaban la señal a los pabellones auditivos de los escuchas y hacían falta tres personas para manipularlas: dos de ellas recibían las señales en los oídos y el tercero movía el aparato además de ocuparse de la localización visual de la aeronave. Pero además de británicos, franceses y alemanes, los suecos, japoneses rusos, checos y estadounidenses también inventaron sus propios aparatos para detectar las aeronaves por el ruido que emiten.

La tecnología de los gigantescos audífonos para detectar la presencia de aeronaves en el cielo no decayó a lo largo del periodo de entre guerras. En Estados Unidos, en 1921, en la escuela militar de Fort McNair se instaló un llamativo detector de sonidos aéreos. A finales de los años 1920, los estadounidenses habían inventado audífonos capaces de detectar la posición acimutal y la altura de la fuente sonora. Los británicos no se quedaron a la zaga. En 1915 tallaron en un acantilado calizo entre Sittingbourne y Maidstone un espejo semiesférico para concentrar las señales acústicas. En las costas del sur de Kent se instalaron muchos espejos de este tipo, esculpidos en las rocas o de hormigón, para detectar la presencia de aviones enemigos. La práctica de emplear reflectores esféricos en vez de parabólicos, en sistemas no orientables, se convirtió en el estándar de la industria debido a sus mejores prestaciones para concentrar las ondas cuando se desvían de la dirección óptima. En 1928, en la ciudad de Kent, Inglaterra, se instaló un disco construido en hormigón de unos 9 metros de diámetro. En el foco de la semiesfera se situó un micrófono y la señal amplificada electrónicamente permitía detectar aeronaves a gran distancia. Los científicos sabían que el espejo debía ser mayor que la longitud de onda de la señal que pretendían detectar y en 1930, en Kent, se construyó un muro reflector de hormigón de 60 metros capaz de señalar la presencia de aeronaves a distancias de 30 a 50 kilómetros.

Los esfuerzos por construir aparatos capaces de informar de la presencia de aeronaves mediante sus emisiones acústicas, dejarían de tener sentido con la aparición de un sistema de detección de objetos mucho más sofisticado a finales de la década de 1930. Varios países, de forma simultánea, pusieron en práctica las ideas de Hertz y Maxwell. La Marina estadounidense bautizó el nuevo invento con el nombre de radar. Los grandes audífonos y el buen oído de sus operadores dieron paso a otros sistemas mucho más eficaces para desvelar la presencia de aviones en el espacio.

Maquina Analítica

Entre 1833 y 1842, Babbage lo intentó de nuevo; esta vez, intentó construir una máquina que fuese programable para hacer cualquier tipo de cálculo, no sólo los referentes al cálculo de tablas logarítmicas o funciones polinómicas. Ésta fue la máquina analítica. El diseño se basaba en el telar de Joseph Marie Jacquard, el cual usaba tarjetas perforadas para realizar diseños en el tejido. Babbage adaptó su diseño para conseguir calcular funciones analíticas. La máquina analítica tenía dispositivos de entrada basados en las tarjetas perforadas de Jacquard, un procesador aritmético, que calculaba números, una unidad de control que determinaba qué tarea debía ser realizada, un mecanismo de salida y una memoria donde los números podían ser almacenados hasta ser procesados. Se considera que la máquina analítica de Babbage fue la primera computadora de la historia. Un diseño inicial plenamente funcional de ella fue terminado en 1835. Sin embargo, debido a problemas similares a los de la máquina diferencial, la máquina analítica nunca fue terminada por Charles. En 1842, para obtener la financiación necesaria para realizar su proyecto, Babbage contactó con Robert Peel. Peel lo rechazó, y ofreció a Babbage un título de caballero que fue rechazado por Babbage. Lady Ada Lovelace, matemática e hija de Lord Byron, se enteró de los esfuerzos de Babbage y se interesó en su máquina. Promovió activamente la máquina analítica, y escribió varios programas para la máquina analítica. Los diferentes historiadores concuerdan que esas instrucciones hacen de Ada Lovelace la primera programadora de computadoras de la historia.

Tostadora Frary & Clark (1924)

La Torre Wardenclyffe

La Torre Wardenclyffe, también conocida como la Torre Tesla, fue una torre-antena de telecomunicaciones inalámbricas pionera diseñada para la telefonía comercial transatlántica, retransmisiones de radio entre los años 1901 y 1917. Contó con una altura de 30 metros.

Las primeras máquinas de gimnasio del Dr. Zander

Las máquinas de gimnasio del Dr. Zander hacían un especial hincapié en el ejercicio de las piernas y la espalda. Esta máquina en particular servía para ejercitar las piernas.

Máquina del Dr. Zander para ejercitar las pantorrillas.

Máquina diseñada para ejercitar los laterales de la espalda.

Radio

La radio fue el invento más importante del siglo XX, si bien su desarrollo nos lleva hasta el siglo XIX. Su popularidad fue tal que varios fabricantes de carricoches lanzaron modelos de carros para bebés con antena incluida.

La permanente: un invento alemán

El 8 de octubre de 1906, el peluquero alemán Karl Nessler mostró al mundo una tecnología que cambiaría literalmente la forma del cabello durante el siglo siguiente. Después de años de experimentación, incluyendo dos intentos que casi incineran completamente el cabello de su esposa Katharina, Nessler perfeccionó finalmente un tratamiento químico con el que conseguía rulos permanentes en cabellos lacios.

Nacido en 1872 en la pequeña ciudad de Todtnau (Selva Negra), Nessler comenzó sus estudios, que continuó de por vida, sobre el cabello humano como aprendiz en una barbería una vez que finalizó sus estudios escolares. Mientras trabajaba y estudiaba en ostentosos salones de Ginebra y París, comenzó a experimentar el empleo de fuertes álcalis y el calentamiento del pelo. Al principio el proceso era peligroso y poco fiable, pero Nessler y los valientes sujetos con los que experimentaba, perseveraron hasta que el proceso fue comercialmente viable.

Los primeros portátiles

El Gavilan SC fue uno de los primeros ordenadores portátiles, y fue el primero que se comercializó como un laptop «ordenador portátil». El fundador de Gavilán Computer Corp fue Manuel (Manny) Fernández.

El Compass 1100 de Grid es considerado el primer ordenador portátil, se presentó en abril de 1982. El equipo fue diseñado por el diseñador británico Bill Moggridge en 1979 y la primera unidad se vendió tres años después. En este diseño se utiliza el estilo que se impondrá en la generalidad de los ordenadores portátiles consistente en plegar la pantalla plana sobre el resto del equipo. En cuanto a su construcción, cabe destacar que se utilizó una aleación de magnesio.

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William S. Burroughs: Cuando las drogas se vuelven escritura.

El forocochero Capitán Manco nos habla de William S. Burroughs, uno de los autores más importantes de la denominada Generación Beat estadounidense, y de su agitada vida con el sexo y las drogas.

William Seward Burroughs II nació en St. Louis en 1914, hijo de una familia adinerada dueños de la Burroughs Corporation, una fábrica de calculadoras. El idilio de Willy con las drogas se remonta a su más tierna infancia, ya que como él reveló, cuando tenía 2 años le fue administrada por error una dosis de adulto de morfina para combatir unos dolores, llevándolo a un colocón que recordaría toda su vida. Cuando más tarde en su adolescencia descubrió que el Opio producía una sensación análoga a una sobredosis de morfina, probar esa droga se convirtió en su obsesión, y más tarde otras tantas.

Tras una infancia entre St. Louis y un Colegio Privado en Santa Fe, donde tuvo sus primeras experiencias no homo, y se dice que fue expulsado al ser pillado consumiendo Hidrato de Cloral con un compañero, Willy fue a Harvard a realizar un grado en Artes, donde perdió su otra virginidad con una prostituta a la que visitaba a menudo. Con un Sueldo Nescafé 200 dólares mensuales de la época que le pasaban sus padres (unos 3000 dólares actualmente) y que estuvo ingresando a lo largo de 25 añazos, Willy era libre de vivir y hacer lo que le saliera de las pelotas donde quisiera sin tener que ser un esclavo del trabajo; y aprovechando esta ventaja, Burroughs no se quedó quieto en Massachusetts, ya que el dinero de su paguita le permitía realizar continuos viajes culturales a Nueva York, donde empezó a verse envuelto en el ambiente no homo clandestino de la City junto a su amigo Richard Stern.

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