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«Queremos médicos que sepan Medicina, no que sepan catalán». Elena Klusova agita su cartel de protesta a las puertas del hospital Can Misses de Ibiza, la zona cero de la precariedad laboral de la sanidad pública. «Los contratos inestables, la descomunal carga de trabajo, ligados a los problemas para encontrar un alquiler que no se ‘coma’ tres cuartas partes del sueldo hace que muchos trabajadores se quemen y abandonen la isla o directamente no quieran venir». Esta rusa lleva siete años trabajando como médico en el SAMU 112 de Ibiza y Formentera y en este tiempo ha perdido a decenas de compañeros. La puntilla es que «encima nos obliguen a tener un título de catalán».
Nadie quiere trabajar en este hospital ibicenco. La semana pasada se marcharon una decena de enfermeras. La anterior, una cardióloga, una traumatóloga y el jefe de servicio de anestesia; y sólo hay un oncólogo para toda la población. Faltan cardiólogos, anestesistas, reumatólogos… Se necesitan al menos 33 especialistas para completar el organigrama. Tampoco hay médico internista en Formentera y eso está obligando a trasladar a los pacientes en helicóptero hasta Ibiza. Más saturación. | @abc
— NO CONTEXT HUMANS ???? (@HumansNoContext) March 5, 2023
te amo perrito que se enoja por tener hipo pic.twitter.com/ZxrhouGL2y
— atr ahre ???? (@atr_ahre) March 5, 2023