Yo no sé si es por ser hija de padres que trabajan en hostelería, pero sí soy buena cliente. La de historias que me ha contado mi madre… y os digo que hay gente muy mal educada.
No trates al camarero como a un perro
Otro acto muy típico es el de llamar a los camareros con chasquido de dedos o un silbido, como si fueran un perro, o con expresiones tales como “tss” o “eh, tú” o eso de llamarse “jefe”, “chaval” o “guapa”. Lo mejor, como siempre, la educación y fórmulas como “disculpa” o “perdona” funcionan mucho mejor. Del mismo modo, no des órdenes y utiliza muletillas como “cuando puedas” o “¿te podría pedir otra cerveza?”. La amabilidad ante todo.
Asimismo, evita ser maleducado haciendo bromas de mal gusto o piropeando a las camareras, haciéndole partícipe de tus conversaciones cuando está hasta arriba de trabajo o ignorarle cuando te está hablando porque estás más pendiente del móvil o charlando con el resto de comensales. Cuando llegue con la comida, colabora para que puedan poner los platos encima de la mesa, dejando espacio libre.
Antes de pedir, lee la carta para evitar que el camarero tenga que repetirte los platos de memoria y no intentes hacer combinaciones a tu gusto si no te dan la opción. También debes evitar pedir por fascículos (intenta hacerlo todo de una vez) o pedir platos fuera de hora y la cocina ya está cerrada, y no alargues de más tu estancia en el restaurante por la noche, ya que los camareros también quieren acabar su trabajo cuanto antes y volver a casa a descansar. | @elconfidencial