Cómo actúa un psicópata integrado para enamorar
Piñuel enumera dos fases, que van desde la seducción inicial hasta la destrucción de la persona.
El primer periodo es el de seducción o bombardeo amoroso: “Para enganchar a una víctima, el psicópata se va a volcar en cuerpo y alma en ella. La víctima es objeto de atención, dedicación, implicación… Es una especie de acoso y derribo psicológico que busca ir quebrando la resistencia psíquica y hacer creer al objetivo que por fin ha llegado su alma gemela, su media naranja, su príncipe encantador o su princesa prometida… El resultado es la bajada de todas las defensas y la transformación de una persona normal en una víctima, es decir, alguien que poco a poco cae bajo el hechizo hipnótico que el psicópata prodiga”.
Tras esta primera fase en encandilamiento “poco a poco” va revelando quién está detrás de la máscara y comienza una estrategia que es completamente contraria y acaba en “denigración, abuso, traiciones y/o infidelidad”. Pero para ese momento, la segunda parte, “la víctima ya está superenganchada. Como ya ha pasado por el aro de la seducción, se produce un fenómeno que yo denomino apego al perpetrador, es decir, que cuanto peor es tratada la víctima, más se vincula a su agresor. Entonces, en lugar de ir a mejor, va a peor, porque ya está destruida y después no tiene la voluntad ni la fuerza de escapar de la relación. Se produce una canibalización de la víctima por parte del psicópata”.
“Con el paso del tiempo, la víctima está cada vez peor y el psicópata, como no siente nada, puede estar años destruyendo a una persona. Esto acaba produciendo un trastorno de estrés postraumático, con daños psicológicos tan serios como los que tienen los afectados por terremotos, huracanes, terrorismo, violaciones o intentos de asesinatos”.