Hasta hace poco, la soledad era un fenómeno propio de la vejez o de la soltería pero, en una sociedad cada vez más individualista y menos solidaria, hay un nuevo perfil con especial dificultad para hacer amigos y mantenerlos: el de los hombres de mediana edad, estén o no casados.
Una reciente encuesta, elaborada por la plataforma YouGov, preguntaba a los hombres adultos de Reino Unido cuántos amigos tenían con los que pudieran discutir temas serios como las preocupaciones financieras, los problemas en el trabajo o las cuestiones de salud. El 51% contestó que contaba con dos o menos amigos y uno de cada ocho reconoció que no tenía ninguno. Entre las personas mayores de 55 el porcentaje de personas sin amigos se elevaba al 19%. Y las personas casadas eran tres veces más propensas a no tener amigos que las no casadas.
Solemos pensar que la pareja y los hijos –la familia nuclear–, son la principal garantía contra la soledad, y en parte es cierto, pero por muy unidos que estemos a nuestra familia todos necesitamos amigos cercanos para sentirnos verdaderamente acompañados. Y muchos hombres han perdido los que tenían y son incapaces de encontrar unos nuevos.
Qué diferencia a hombres y a mujeres
Aunque en España no hay estudios que muestren una clara diferencia de género en el padecimiento de la soledad –de hecho, son las mujeres mayoreslas que padecen más soledad, dada su superior longevidad– para Cañamaresno cabe duda de que, en la mediana edad, es el hombre el que suele sentirse más solo: “Es muy frecuente por ejemplo después de los divorcios. Es fácil que la mujer se apunte a yoga, teatro, cerámica… y tenga nuevas relaciones. Algo que es más complicado para el hombre. La diferencia no está tanto en lasamistades íntimas. Si nos limitamos a esos dos o tres amigos de siempre quizás la diferencia no sea grande entre hombres y mujeres, pero donde hay más diferencia en en las amistades más superficiales: los compañeros de teatro con lo que luego quedo y me tomo unas cañas”. | @elconfidencial