Julia Espinosa, investigadora del Departamento de Psicología de la Universidad de Toronto y especialista en habilidades cognitivas de los perros, reconoce que la investigación de Bray y su equipo es “muy sólida científicamente”. Espinosa cuenta que le sorprendió un nivel tan alto de respuesta de los cachorros a los estímulos humanos a una edad tan temprana. “Esta es una evidencia realmente importante de que los perros son sensibles a las señales sociales humanas a pesar de que estén pasando por las primeras etapas de su desarrollo físico y mental”.
Bray y Espinosa coinciden en que a lo largo de la evolución, los perros domésticos han adquirido una preparación biológica para reconocer y responder a las señales humanas desde una edad temprana, y también en que es innegable el vínculo especial que se forma entre ellos y los humanos. Esta relación involucra apego y comportamientos comunicativos y es muy parecida a la que vemos entre padres e hijos humanos. Espinosa, sin embargo, insiste en la importancia de los factores externos para potenciar o reducir estas habilidades genéticas. “Creo que es necesario recordar que incluso los rasgos heredables como los investigados en el artículo de Bray a menudo dependen de factores ambientales para que se desarrollen plenamente”. | @elpais