Ah pues muy bien, fantástico

El acusado por el crimen de Halloween de 2020 le cortó la cabeza a su amigo, pero no lo mató. Así lo ha confesado en la primera sesión del juicio celebrado en Huelva, donde se juzga a M.J.B.N, conocido como el ‘mexicano’ por su pasado presidiario en México, por la muerte hace dos años de quien era su «amigo de la infancia». El presunto autor de los hechos ha dado una nueva versión de lo que sucedió aquel 29 de octubre. Reconoce que acudió a la casa de la víctima, C. R. M., con la excusa de arreglar una bicileta de éste. Una vez allí se produjo un forcejeo como consecuencia del cual se produjo la muerte «accidental» tras una caída, según ha declarado. Con respecto a la decapitación, según ha contado el acusado a preguntas de la Fiscalía, era un «ritual» que aprendió en las cárceles de México, en las que cumplió una condena de más de diez años por «robo» tras «ser víctima de una trampa» y en la que acabó metido en uno de los cárteles de droga «más peligrosos del país», aseverando que se vio abocado a ello porque «o eran otro o eras tú». Por ello, ha explicado que tras morir C.R.M «perdió la percepción del espacio y el tiempo» debido «a las drogas» y se sintió de nuevo como si estuviera en la cárcel de México, por lo que, tras arrastrar el cuerpo a otra estancia de la casa, «le cortó la cabeza» aunque no recuerda «cómo» ya que «no era consciente» de lo que hacía.

Después, ha indicado que siguió bebiendo y drogándose y el fallecido «también», así como que al día siguiente fue a por la cabeza, la llevó al baño «la lavó, le echó champú» y se la llevó a la plaza Houston porque «era dónde todos los días» tomaban cerveza ambos y dejó la cabeza a la que «peinó» mientras que «hablaba» con ella y «fumaba droga» tras lo que la dejó en un árbol, se marchó y volvió a por ella más tarde. | @lavozdigital

Esto es un tema delicado, ¿vosotros cómo veis lo de tomar pastillitas para la depresión?

Yo estoy de acuerdo con lo que dice Raül Andero, lo ideas es combinar psicoterapia y farmacología. No estaba muy familiarizada con el tema este de los psicólogos y enfermedades mentales, hasta que no ha llegado a mi familia. A mi tía le han diagnosticado depresión crónica, tiene 43 años y solo ahora ha hablado del tema y ha ido a un psicólogo. Nos hemos quedado helados cuando nos dijo que tiene depresión desde que era muy muy muy jovencita. Siempre ha sido muy alegre y positiva, pero eso es lo que ella quería transmitir, la realidad era muy diferente. Ahora está tomando pastillas y bueno… está algo mejor, pero ¿es algo que ahora tiene que tomar de por vida? No sé, es una enfermedad muy puta.

P. ¿Podría haber una pastilla para después de un episodio traumático?

R. La idea general sería combinar psicoterapia y farmacología. Los fármacos que hay ahora en salud mental, para trastornos siquiátricos no neurológicos, son los ansiolíticos, para tratar la ansiedad, y los antidepresivos. Estos fármacos se focalizan en receptores que están expresados en casi todo el cerebro. A veces funcionan y otras es como conducir un coche apretando a la vez el acelerador y el freno. El fármaco activa un área e inhibe otra, porque los receptores hacen cosas diferentes en distintas zonas. Son poco específicos. Esto no quiere decir que haya que hacer cambios en los tratamientos; hay que seguir haciendo lo que diga el psicólogo o el psiquiatra. Lo que queremos desarrollar son fármacos que, por ejemplo, vayan más dirigidos a las neuronas y a las áreas cerebrales que queremos y no a todo el cerebro, como suele pasar con los fármacos que hay ahora. | @elpais

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Más de la mitad de los españoles de entre 15 y 29 años asegura haber sufrido problemas psicológicos o psiquiátricos en el último año. El 24,9% ha consumido psicofármacos en el último año y uno de cada tres chicos y chicas (35,4%) ha experimentado ideas suicidas. Éste es el panorama sombrío sobre la salud mental de los jóvenes que dibuja el Barómetro Juvenil. Salud y Bienestar que ha realizado la Fundación Mutua Madrileña y Fundación FAD Juventud con entrevistas a más de 1.500 personas. La mitad de quienes reconocían sufrir algún problema no han pedido ayuda profesional. «Las enfermedades mentales son un estigma social, los jóvenes sienten vergüenza y no reconocen que pueden padecerlas», explica Lorenzo Cooklin, director general de la Fundación Mutua Madrileña.

Los especialistas encuentran «alarmante» que uno de cada tres jóvenes haya pensado, al menos una vez, en el suicidio. Con un antes y después de el Covid-19, el grupo de entre 15 y 19 años de edad «ha pasado de ser en el que menos ideas de suicidio tenía en 2019, a ser el segmento de jóvenes que más las experimenta y con mayor frecuencia» explica Anna Sanmartín, subdirectora del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la FAD.

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